Las aguas de las Islas Canarias son frecuentadas por miles de ballenas y delfines de alrededor de una treintena de especies diferentes. Esta rica diversidad de cetáceos convierte al archipiélago canario en uno de los principales lugares del planeta para su estudio y observación.
En el paseo del Charco de la Araña, muy cerca del Charco de los Chochos de los Silos, en el norte de Tenerife podemos admirar desde agosto de 2008 el esqueleto de una ballena hembra de Rorcual Boreal (Balaenoptera borealis). Llegó a medir unos 16 metros y pesar alrededor de 20 toneladas. Su cadáver fue localizado flotando en aguas cercanas al sur de la isla de Gran Canaria, se cree que fue una muerte natural.