El teatro romano de Málaga son los restos arqueológicos del teatro de la Malaca antigua y el principal vestigio conservado de la presencia romana en Málaga. Los orígenes de lo que sería la Malaca romana se remontan a los siglos VII-VI a. C. con la configuración de la ciudad fenicia de Malaka. Está situado en el centro histórico de la ciudad, a los pies de la colina de la Alcazaba. Obra de los primeros años del Imperio, su diseño corresponde a una construcción mixta que combina el aprovechamiento de la ladera del cerro para el graderío, al modo de los teatros griegos, con una importante construcción allí donde la roca es inexistente, creando el espacio necesario para las gradas.
Se trata de un teatro de medianas dimensiones que conserva gran parte de la cavea o graderío, la orchestra ricamente decorada con grandes losas de mármol, y la scaena, en la que hoy se ha reproducido su pavimento con un entarimado de madera como el que tendría en su momento de uso. El aparato escénico cerraría al fondo con una fachada ornamental decorada con vanos, columnas y esculturas, de las que se han recuperado varios ejemplares.
El Teatro fue descubierto en 1951 en el transcurso de unas obras para la realización de un espacio ajardinado.